lunes, 2 de febrero de 2015

En verano tienes dos opciones: ponerte ese traje de baño o no hacerlo.

Tengo muchas amigas que hacen lo segundo.Van a la piscina con sus hijos únicamente para meter sus pies en el agua. Están demasiado preocupadas acerca cómo se ven y sobre qué pensarán los otros como para disfrutar la alegría de bañarse con sus hijos. O van a playa pero a sentarse bajo la sombrilla en vez de correr hacia el océano. Y eso me hace sentir increíblemente triste, porque cuando las mujeres se quedan al lado debido a inseguridades, estamos dando un mal modelo a seguir a nuestros hijos, y además nos perdemos de la diversión.

Tu traje de baño no te define.

Esa barriguita suave que intentas esconder se ha ensanchado por dar vida. Esos muslos que ya no están tan separados el uno del otro te dieron la fuerza para llevar dentro de ti ese bebé playero por nueve meses, y luego caminar con vida sosteniéndose a tus caderas por mucho tiempo.

Eres una madre. Eres hermosa.

No uses un velo de vergüenza este verano. Ponte ese traje de baño. Cuando fui a la playa en Abril, pesaba unos kilos más de lo que me hubiese gustado. Pero ¿saben qué? Me puse mi traje de baño y CORRÍ AL OCÉANO con mis hijos. Nos reímos y chapoteamos. Lo pasamos genial. Pasar el tiempo EN EL AGUA con mis hijos marcó la diferencia. Esa noche le pregunté a mi hijo cual había sido su parte favorita del día, y ¿saben lo que dijo? “Correr por la playa contigo y papá”.
Unas semanas después de ese viaje a la playa descubrí que estaba embarazada. Cada semana de este verano me pongo un poco más redonda que la semana anterior. Pero ¿saben qué? Aún me pongo mi traje de baño cada vez que tengo la oportunidad de nadar con mis hijos. Ellos adoran nadar. Y yo adoro estar con ellos.
La semana pasada me puse el traje de baño y me mire a mi misma en el espejo. Respiré profundamente. Ya se me está notando y han pasado solo 11 semanas. Pero parece como si hubiese comido muchas patatas fritas, no como si estuviese esperando un bebé. Mientras salía del baño Mathew me dijo “Te ves en linda en tu traje de baño, bebé.”

“¿Realmente?” pregunté.

“Sí, realmente.”

Acepté sus palabras, queriendo demostrar belleza y confianza a mis hijos. Quería divertirme y hacer recuerdos en esa piscina.

Me niego a perderme las risas de mis hijos en la piscina por culpa de mis inseguridades.

Me niego a dejar que otras mujeres juzgándome en la piscina me impidan exponer los ojos de mis hijos a la maravilla que supone el sol brillando sobre el agua.

Me niego a dejar que la imagen que tengo de mi misma influencie a mis hijos.

Me niego a sacrificar recuerdos con mis hijos por culpa de una barriga suelta.


Porque al final del día, no se trata solo de mi.


Se trata de mis hijos.


Quiero que recuerden el jugar en el agua con su madre.


Quiero que recuerden el jugar salpicando agua juntos.


Quiero que recuerden saltar del borde de la piscina hacia mis brazos.


Quiero que recuerden que su mamá estaba ahí, con ellos.


Diviértete.


Tu hijo recordará esos momentos y tu libertad – no el cómo te veías en tu traje de baño.

Espero haberte alentado a dejar tus inseguridades de lado. Ponte ese traje de baño. Salta a la piscina.

Haz un gran splash.

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