viernes, 14 de agosto de 2015

“Las personas que no comen carne creen que no matan animales, pero sí lo hacen”


Hace un poco menos de una semana, Claudio Bertonatti uno de los naturalistas más reconocidos de Argentina, escribió un artículo que generó un gran impacto. En unos pocos días su alcance por las redes sociales despertó pasiones sobre los estilos de vida, la conservación de la naturaleza y la huella de los humanos en el planeta.
En su texto, La confusión del veganismo, advierte que consumir vegetales no evita la muerte de animales. Esto enfureció a muchos, sobre todo a aquellos que decidieron en algún momento de sus vidas cambiar su dieta y convertirse en veganos para reducir el sufrimiento de los animales y generar un mínimo impacto en la naturaleza. Sin embargo, más allá de la polémica, su argumento tiene un peso indiscutible, y aquellos que no habían profundizado en el tema aprendieron sobre los derechos de los animales, algo que, a lo mejor, no se habían detenido a pensar.
El argumento central es que quienes creen que al no consumir carne no matan animales están equivocados. El más despojado plato de arroz o un simple pedazo de pan también implican un impacto mortal para muchos animales. Que no lo veamos ni sepamos es otro tema. Pero la muerte está presente de un modo inevitable. No existe el desarrollo humano con impacto ambiental cero: para que nosotros podamos vivir muchas formas de vida deben morir. Esta afirmación es chocante pero es una de las verdades más obvias de la ecología, que es la ciencia que estudia las relaciones de los seres vivos entre sí y con su ambiente.
Para Bertonatti “desde el momento en que los humanos empezamos a criar ganado y adoptamos la agricultura, generamos impactos. No hay especie animal que no mate o no coma mediante la muerte de otros animales, directa o indirectamente. Entiendo que puede ser doloroso, a mí también me gustaría vivir en un mundo ideal, pero la realidad es otra. No todos, pero muchos veganos creen que no causan ninguna muerte, lo mismo que la gente que viste sólo ropa de algodón, y sí lo hacen”.
Para las personas que creen que el veganismo es sinónimo de protección a los animales, Claudio argumenta que no es cuestión de señalar a unos más responsables que otros porque “no hay una posición correcta: si comes carne matas animales, y si comes plantas también. Mucha gente que se preocupa por temas ambientales busca los buenos y los malos, y no es así, todo es más complejo”.
Aunque el veganismo no ocasiona muertes directas, lo que los veganos comen implica una serie de procesos en los cultivos, en donde los animales terminan afectados de diferentes maneras. Es decir, el veganismo termina matando animales de manera indirecta debido a lo que conlleva la producción de los alimentos consumidos por los veganos.
“Trigo, arroz, maíz. La mayoría de los veganos los comen. El primer impacto de los cultivos masivos es la deforestación: desalojamos a la naturaleza para plantar. En Argentina directamente se quema la selva y se queman nidos con lanzallamas. Luego hay que defender la siembra de las aves que vienen a hurgar, por lo que muchos propietarios distribuyen granos envenenados. Después, los herbívoros silvestres van a ir a por los primeros brotes: se ponen entonces alambradas eléctricas, o directamente se cazan a tiros”
Bertonatti explica que a pesar de haber sido vegano durante varios años, decidió volver a ser omnívoro desde que entendió que el motivo inicial por el que había dejado de consumir alimentos de origen animal tenía falencias, y pensar que de esta manera no se estaban matando animales, era una percepción ignorante.
Lo que plantea entonces es la constatación de la realidad ambiental en el terreno y, fundamentalmente, la comparación de los campos donde se producen los alimentos. Por eso propone un ejercicio: “Visiten un campo ganadero y otro agrícola en una misma región y anoten la diversidad de formas de vida que ven en cada uno de ellos. Este ejercicio se puede hacer registrando solo la presencia de aves, anfibios, reptiles, peces, mamíferos, mariposas, hongos o plantas, o de todos estos grupos”. Esto permitirá entender que el daño ambiental del veganismo es implícito, pero esto no quiere decir que no exista.
Hoy en día los estilos de vida son muchos y los motivos para hacer parte de ellos son innumerables. Claudio Bertonatti, con su artículo, ha puesto a muchos a dudar y ha despertado el debate sobre el estilo de vida del veganismo.

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