sábado, 20 de junio de 2015

Hábitos de la gente que nunca se preocupa por Ana Paula Queija




La preocupación es, por desgracia, un rasgo presente en la vida de todos. Es inevitable que sucedan actos desafortunados, y nuestra reacción natural es fantasear acerca de las consecuencias negativas que podrían traer. Pero, ¡espera! Al parecer, hay personas que se preocupan menos que el resto. Ellas desarrollan hábitos para poder vivir sin contemplar esas opciones tan seguido. Descubre cómo lo hacen.

El peor escenario

Jason Moser, profesor asistente en el Departamento de Psicología de la Universidad Estatal de Michigan, ha realizado estudios sobre la preocupación, y en una entrevista con el portal de noticias The Huffington Post señala que la preocupación rara vez genera un comportamiento productivo: “Es algo que hacemos una y otra vez, sin mucha resolución, y plantea típicamente el peor de los escenarios a futuro", explica. Pero, ¿cómo escaparle?

Quédate en el presente

Una de las mayores diferencias entre los que se preocupan y los que no, es la capacidad de permanecer en el presente, y no enredarse en cosas que aún no han sucedido, indica para The Huffington Post, Christine Purdon, psicóloga y directora ejecutiva del Centro para la Investigación de la Salud Mental en la Universidad de Waterloo. Ella lo llama una “cadena de preocupaciones”, la idea de que una preocupación impulsará un “¿qué pasaría si…?”, que trae otra preocupación, y así sucesivamente.

Practica la atención plena

Tu estancia en el presente es fundamental para aplastar la preocupación. La práctica de la atención plena puede ayudarte a dirigir el foco lejos de las hipótesis sobre el futuro. “Te mantiene en el aquí y ahora”, señala Purdon al portal mencionado. ¿El beneficio? Adquirir la capacidad de mirar un problema y reconocer la solución a implementar, en lugar de que la mente vaya mucho más rápido hacia el futuro.

Hábitos para imitar

Moser observó más hábitos entre las personas que no se preocupan: están más dispuestas a correr riesgos y a probar soluciones a un problema; son capaces de distanciarse de una situación con el fin de obtener una nueva perspectiva. Además, pueden llegar a la raíz de su malestar, ya que ganan tiempo al no ingresar en el círculo de la preocupación; confían en que pueden manejar cualquier eventualidad que llegue a su vida; y tienen la capacidad de ver resultados positivos en situaciones aparentemente sombrías.

Hazte solo las preguntas correctas

Otro rasgo detectado por Moser es que las personas que no se preocupan, solo formulan las preguntas correctas: “¿Es mi problema?”, “¿Tengo algún control sobre la situación?”, “¿He hecho ya todo lo que puedo por solucionarlo?”, “¿Es urgente?”, son algunas de ellas.

Aprende a interpretar tus emociones negativas
Además, las personas que tienen un punto de vista psicológico saludable, tienden a observar a las emociones negativas como una señal de aquello que las está provocando, ya sea una relación laboral, pagar las facturas de casa, u otra cosa. The Huffington Post señala que, de acuerdo con los expertos mencionados, quienes son despreocupados utilizan las emociones para tomar decisiones informadas, ¡no para estar intranquilos!

Cambiar de hábitos

Susan Heitler, Ph.D., autora del libro Del conflicto a la resolución, sostuvo en la revista Psychology Today que para disipar los miedos, hay tres hábitos que podemos adquirir: 1. Pregunta en lugar de interpretar o asumir. 2. Enfréntate a los problemas que provocan ansiedad porque evadirlos exacerbará la preocupación y te alejará de las soluciones posibles. 3. Empuja los pensamientos acerca del futuro hacia el futuro. Es decir, ¡céntrate en el presente!

Más estrategias

Por su parte, Edward Watkins, profesor de Psicología Clínica Experimental y Aplicada en la Universidad de Exeter, señaló en otro artículo de Psychology Today que, la clave para terminar con la preocupación, es adquirir nuevos hábitos. ¿Cómo? No puedes cambiar tus hábitos con solo proponértelo, indica el experto. Debes romperlos alterando o evitando la exposición a las señales contextuales que desencadenan tu respuesta habitual. Aumenta tu conocimiento acerca de las señales de la preocupación y mantén un registro diario de cuándo, dónde y cómo tiendes a preocuparte. Y practica repetidamente una respuesta alternativa más útil a la señal habitual.

Tips para detener el miedo

El portal especializado en salud mental Psych Central señala que, cuando la ansiedad es muy grande, puede robar nuestra alegría y afecta nuestra capacidad de vivir una vida plena y significativa. Por eso, ofrece algunos consejos que considera claves para superar esa situación: delimita un tiempo específico para la preocupación. También, puedes iniciar un diario de preocupaciones y volcarlas allí. Trata de identificar y dejar afuera a tus preocupaciones irracionales, y concéntrate en el presente. Por último, exponte a lo que le tienes miedo.

¡Comienza hoy!

Un cambio de hábitos requiere tiempo y mucho esfuerzo, pero ¡es posible! Emprende hoy mismo tu camino hacia una mente más positiva que se mantenga en el presente, lejos de las preocupaciones. No olvides que ante cualquier duda o malestar relacionado con las preocupaciones o ansiedad, debes acudir a un terapeuta o especialista de la salud.

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