sábado, 27 de enero de 2018

El Arcángel Miguel te ayuda a salir de cualquier confusión en tu vida

¿Sabías que puedes invocarlo ante una desorientación y él te señalará el camino?
¿Sabías que es el Arcángel que nos trae paz espiritual?

INFORMACIONES SECRETAS SOBRE EL ARCANGEL MIGUEL.
Todos los conocemos. Es el mas venerado e invocado de todos los arcángeles, es el guerrero, el exorcista, el que nos defiende en la dura batalla por la evolución.
Pero hay mucho mas…
El es el que nos ayuda a vencer las traiciones, la falsedad, las quimeras.
El es el heraldo de la mas pura lealtad. Y lo podemos invocar para restaurar la justicia divina en nuestra vida. Lo invocamos cuando sentimos que hemos perdido el rumbo, y ya no sabemos que hacer, ni donde ir, ni con quien.
El es quien nos orienta, y restaura la senda correcta. Cuando nos debatimos en un mar de confusiones, el despeja nuestras emociones y nos muestra la salida. En síntesis, el aparece cuando las fuerzas humanas ya no alcanzan, y necesitamos una firme intervención angelica para corregir el rumbo y salir de la maraña de nuestras emociones desbordadas . Podemos pedirle paz, y también que nos ayude a encontrar nuestro lugar en el mundo.
Y muchas cosas mas.
¿Quieres conocerlas?
Aquí están las mas secretas revelaciones conocidas sobre este misterioso Arcángel. El Monje Guerrero se las entregó a Ojos de Menta y Ojos de Miel, los protagonistas de la novela “Una Sagrada Expedicion al Reino de los Angeles”, en su mágico encuentro en la Montaña Sagrada.
 “–Maestro, por favor –le rogué fascinada–, cuéntanos la historia de Miguel, el Gran protector de la humanidad en estos y en todos los tiempos.
Dinos quién es y cómo podemos invocar a este invencible Guerrero de la Luz.
–¡Oh! Este es un relato que nos remite al principio de los tiempos. Al momento en que Luzbel, el Ángel más hermoso de los Cielos, a causan de su tremenda ambición y su orgullo, quiere tomar el lugar de Dios e incita a otros Ángeles a la rebelión. Se produce entonces la gran revolución en el Firmamento. Una parte de los ángeles se acuartelan con Luzbel, otra responde a Miguel. Y entonces, al tremendo grito de “¿Quién como Dios?”, el Arcángel Miguel, respondiendo a esta gran injusticia celestial, acaudilla a las huestes fieles al Creador y arroja al abismo a Luzbel, ahora Lucifer, seguido por un tercio de ángeles rebeldes quienes se transforman en demonios.
–¿Cuándo sucedió este evento cósmico? –preguntó Ojos de Menta temblando por dentro.
–Sólo sabemos que la batalla primordial sucedió antes de la Creación.
Era un tiempo sin tiempo. Ya en ese entonces se sabía que solo sempuede vencer el orgullo, la traición y la falsedad gracias a lo que los antiguos llamaron “Celo”.
-¿Celo?- pregunté con curiosidad.
– Celo no es lo que ustedes entienden en estos días como posesividad y dominio del otro. Celo es lealtad infinita a un camino espiritual, a causa o a una misión, es amor ardiente, amor incandescente, que cuida y combate por quien ama. El asumir la soberanía de Dios sobre todas las criaturas, nos enseña a comprender nuestro verdadero lugar en la Creación como Celosos , o sea apasionados guardianes de la Luz. Vaciando nuestro ser de todo orgullo, cortando las aristas del ego, vivimos en una conversión espiritual constante.
–¿Qué significa “conversión” para quienes ya transitamos algo en el camino espiritual? –pregunté intrigada.
–¡Oh! Al acto de convertirse se lo llama también “metanoia”, ‘dar la media vuelta’; implica hacer un cambio radical de vida y de valores. Es hacer converger todos nuestros asuntos humanos en Dios. El lograr la Metanoia total, es fruto de la gracia y de una ascesis comprometida ygozosa.
–¿Ascesis? –pregunté, sospechando de qué se trataba.
–Sobriedad, reducción de todo a lo esencial. Es un ayuno espiritual en el cual quitamos a la mente y al corazón todo alimento negativo. Es renunciar a lo fácil y cómodo. Es cultivar el silencio. El Arcángel Miguel nos ayuda a conocer la accesis. La vida monástica se basa precisamente  en el arte de la ascesis. Y en el Oriente cristiano, justamente a la vida monástica se la llamaba “vida angélica”.
Queridos Comandos de Conciencia, están recibiendo antiguos tesoros de la Tradición –dijo
en la penumbra-.¿Es lo que vinieron a buscar verdad?.
Estábamos emocionados, deslumbrados.
–Nuestras armas son la oración, el silencio, la soledad –continuó el monje. El Arcángel Miguel nos sostiene para que podamos sostenerlas en la vida concreta–, también el ayuno, las vigilias y el sacrificio. Con estas armas participamos en esta batalla por la evolución de una manera muy misteriosa, muy sutil, pero no por eso menos real. Nosotros no estamos llamados, como otras órdenes, a predicar, a enseñar, a cuidar enfermos; el sentido de nuestra vida es buscar a Dios. Y en esta búsqueda, que siempre es un encuentro, sintonizamos con Su voluntad. Sólo en la voluntad de Dios se halla la paz.
Y esto es lo que nos enseña el Arcángel Miguel, a sintonizar la voluntad de Dios, precisamente.
Hay muchos grados más de ascesis, sólo les he descrito los primeros escalones. Para los tiempos que van a sobrevenir en la tierra, es fundamental conocer este arte de manera que cada uno practique un grado de ascesis en su vida, o sea, participe de alguna manera en esta liberación del viejo mundo para
convertirlo entre todos en una Nueva Tierra. Ahora bien, criaturas – preguntó–, ¿qué les parece a ustedes que podemos pedirle a Miguel? ¿Tal vez adquirir todas las características que él tiene, parecernos a él? Los escucho…
Nos miramos algo inquietos.
–¿Parecernos a él? –dijimos a coro.
–Podemos pedirle que nos ayude a encontrar nuestro lugar en el mundo, tal como él lo tuvo siempre, sin dudar –aventuré–. Él jamás titubeó, conocía su posición y a quien era leal aunque a su alrededor
todo se volviera caos y los Ángeles se dividieran en dos bandos opuestos.
–Perfecto –dijo el Monje Guerrero debajo de su capucha–. Miguel, a diferencia de Luzbel, que quería ser mas que Dios, fue leal al lugar que Dios le asignó. Todos los monjes conocemos el poder de la
humildad, sabemos que arrodillándonos ante la Luz, nos elevamos. Que rindiéndonos a la Luz, vencemos a las sombras.
–Podemos pedirle una conversión de nuestras vidas, un giro total hacia la Luz –dije comprendiendo más y más.
–Creo que le solicitaré que me otorgue fidelidad para el cumplimiento de mi misión –dijo Ojos de Menta, entusiasmado.
–Y también podemos invocarlo para que nos dé la fuerza de atravesar todas las dificultades que nos rodean –susurró el Monje–. El celo de Miguel, su santa intransigencia, es un modelo que nos guía y nos enseña cómo hay que vivir. El celo abre el ser para conocer la Voluntad de Dios. Y el poner nuestra pequeña voluntad humana en sintonía con la sagrada Voluntad de Dios, es lograr la máxima Luz, la que tanto anhelamos conquistar. Y es Miguel quien mas nos ayuda a alinearnos con Dios.
–Maestro –dije, arrebatada por la emoción de un gran descubrimiento–. ¿Podemos pedirle paz?.
–Muy bien Criatura. Paz. Sobre todas las cosas, Miguel pacifica nuestra vida porque el está siempre vigilante. Y nos protege del Mal, externo o interno, ayudándonos a detectar los sentimientos negativos y los pensamientos que nos sabotean y nos traen inquietud, reemplazándolos por sentimientos de confianza y bienestar. Y deben ustedes saber que el Arcángel Miguel es el Comandante en Jefe de todos los Ejércitos Celestiales.
–¿Cómo es él, Maestro? ¿Cómo se lo representa?
–Con espada, escudo, armadura. Como un guerrero ígneo, un príncipe. Porta una balanza, representando su combate por el derecho y la justicia, restaurando la Luz en todos los que se encuentran en momentos difíciles y terribles situaciones. Liberándolos. Y el fuego asociado a Miguel representa también la quema de lo superfluo, de lo transitorio, de lo falso.
Lo miramos embelesados.
No sabíamos que el Arcángel Miguen tenia tantas dimensiones, tantas tareas, y tanta fuerza.
Criaturas, quiero entregarles ahora un tremendo tesoro espiritual, una invocación de urgencia. Es un antiguo exorcismo que proviene de Occidente. Contuvimos el aliento.
Y entonces el monje comenzó a recitar con voz pausada, la oración ,as potente que jamas habíamos escuchado:

San Miguel Arcángel,
Defiéndenos en la batalla.
Sé nuestro amparo contra las perversidades
E insidias del enemigo.
“Reprímale Dios”, pedimos suplicantes.
Y tú, Príncipe de la Milicia Celestial,
Arroja al Infierno, con el divino poder, a Satanás,
Y a los demás espíritus malignos que vagan por el mundo para la
perdición de las almas.
Amén. Que así sea.

Su voz siguió resonando para siempre en nuestro corazón.
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Y cada vez que luego pronunciamos este antiguo exorcismo, todas las sombras se despejaban, y nos parecía escuchar otra vez al monje guerrero, orando con  su potente voz en nuestro oído…
“San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla…”
Una y otra vez.
Una y otra vez.
Amen

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